- noviembre 8, 2023
- Publicado por: Elección Confiable
- Categorías: Para empresas, Para personas
Hace unos años, trabajé en una empresa que experimentó una profunda transformación en su enfoque de gestión de recursos humanos. Pasó de un jefe que dejaba cicatrices a un líder que deja huella.
Había un director de departamento, Juan, que había estado en la empresa durante más de una década. Era conocido por su estilo de gestión autoritario. Siempre estaba enfocado en los resultados a corto plazo y no tenía reparos en presionar a su equipo para lograr esos resultados. Su enfoque era dejar claro quién estaba a cargo y no tenía mucha empatía por los desafíos personales de sus empleados. Si alguien cometía un error, no dudaba en señalarlo y criticarlo públicamente, lo que creaba un ambiente de trabajo tenso y poco colaborativo.
Sin embargo, en un momento dado, la empresa decidió realizar un cambio en su cultura organizacional y adoptar un enfoque más humano en la gestión de recursos humanos. Se contrató a un nuevo director general, Laura, que tenía una filosofía diferente. Laura creía en el liderazgo en lugar de la jefatura. Ella comprendía que las personas eran el activo más valioso de la empresa y que debían ser tratadas con respeto y apoyo.
Laura comenzó a trabajar en la transformación de la cultura de la empresa y se reunió con Juan para discutir su estilo de gestión. En lugar de despedirlo, como podría haberse hecho en el pasado, Laura decidió brindarle la oportunidad de cambiar. Le ofreció capacitación en liderazgo y lo alentó a desarrollar sus habilidades de gestión emocional.
A medida que pasaba el tiempo, Juan comenzó a cambiar su enfoque. Aprendió a escuchar a su equipo, a reconocer sus logros y a brindar apoyo en momentos difíciles. Dejó de lado su estilo autoritario y comenzó a empoderar a su equipo para que tomaran decisiones y contribuyeran de manera significativa a los proyectos. La relación entre Juan y su equipo mejoró significativamente, y el ambiente de trabajo se volvió mucho más positivo y productivo.
Con el tiempo, el departamento de Juan comenzó a obtener resultados notables, pero lo más importante, había dejado de dejar cicatrices en su equipo. En cambio, estaba dejando una huella positiva en la vida de las personas con las que trabajaba.
La reflexión en esta historia es que el liderazgo efectivo es fundamental para el éxito de cualquier organización. Un jefe que se centra en el poder y la autoridad puede lograr resultados a corto plazo, pero a menudo a expensas de la moral y el bienestar de los empleados. En cambio, un líder que se preocupa por las personas, los guía, los apoya y los empodera, puede lograr resultados sostenibles y dejar una huella positiva en la organización y en la vida de quienes lo rodean. La transformación de Juan de jefe a líder es un ejemplo de cómo el liderazgo centrado en las personas puede marcar la diferencia y cambiar vidas.
«Un jefe deja cicatrices y un líder deja huella»